Wednesday, August 26, 2009

Fin de semana

Con un poco de retraso voy a comentar lo que hice este fin de semana pasado. Como me tenía que quedar en Singapur decidí hacer de guiri por las partes de la isla que no había visitado.

El viernes estuvo muy entretenido. Gracias a Faz pudimos ir a ver la obra Fat Kids Too Hard To Kidnap. Saliendo de ahí me fui para casa de los becarios navarros, que habían organizado una quedada en casa con otros amigos españoles. Pero como unas copas en casa se nos quedaban cortas, nos fuimos a Mimolete, un sitio de moda en Singapur, para mover el esqueleto.

El sábado me desperté relativamente pronto para lo que había sido la noche anterior. Tras un buen desayuno me fui a la zona de Changi, donde visité la Capilla de Changi, un museo dedicado a todos los prisioneros de guerra tras la ocupación japonesa de Singapur durante la Segunda Guerra Mundial. Eso, el sol que hacía y el pateo que me metí hicieron que me fuese a dormir a las 8 de la tarde.

Y tras 12 horas de sueño me desperté el domingo a las 8 de la mañana. Eso me permitió irme de visita por Singapur. Primero empecé con el Sungei Buloh Wetlands Reserve, luego pasé al Club Hípico de Singapur donde vi unas cuantas carreras y luego al Kranji World Memorial. Muy buen circuito por la parte norte de Singapur. Si eso lo completamos con la quedada con los amigos para ver la F1 en Boat Quay esa noche y la cena en casa de Faz, hace de este fin de semana un magnífico fin de semana.

PD. No tengo fotos del finde... Me dejé la cámara en el trabajo.

Sungei Buloh Wetland Reserve


La reserva de Sungei Buloh es una zona protegida de Singapur, situada en la costa del estrecho de Johor, donde se encuentran más de 150 especies de pájaros. Pero no solo se ven pájaros aquí. En un momento, andando, vi un encuentro que me dejo frío: un mono encarando a un varano acuático (un lagarto MUY grande). Por suerte parece que cada uno iba a su aire, porque si hubiese pasado algo y sin cámara para registrarlo, nadie se lo hubiese creído jaja.

Pájaros, monos, lagartos, mariposas, e incluso cocodrilos. Esta es una zona muy desconocida de Singapur, con unos cáminos muy bien señalizados, unos guías muy interesantes y mucho que ofrecer al turista (o singapurese) intrépido que se adentre en la salvaje Singapur del norte.

Singapore Turf Club


¿Qué sería de Singapur sin las carreras de caballos? Lo que en España es La Quiniela, aquí son las apuestas de caballos. Los chinos se mueren por apostar, y como lo de jugar a los caballitos es legal, pues ahí ponen el dinero. Y aproveché el otro día para echarle un vistazo.

El Club Hípico de Singapur maneja el único hipódromo del país, y es donde se llevan a cabo todas las apuestas. Está dividido en una zona común, una zona con aire acondicionado y los palcos superiores. La entrada a la zona común, desde donde yo presencié las carreras, vale 3SGD, y te permite moverte por la zona baja del estadio, ver a los caballos antes de la carrera y la zona de pesaje.

Y madre mía como son las carreras. Divididas cada 30 minutos son el climax de las apuestas. La gente ve como viene y va el dinero, como los caballos se adelantan por la curva y como encaran la recta de meta. Al final, como siempre, más lágrimas que sonrisas. Una verdadera pena, porque el prototipo de persona que asiste a estas carreras es un hombre chino de clase media-baja. Buenísima experiancia :)

Kranji War Memorial


Tras haber visitado el día antes la Capilla de Changi, aproveché el domingo que estaba por la zona para visitar el Kranji War Memorial (Memorial de la Guerra en Kranji), cementerio donde están enterrados 4.500 soldados de los 24.000 muertos durante la ocupación japonesa de Singapur. Ubicado en la ladera de una colina este cementerio está súper bien conservado y tiene un aire de paz solamente perturbado este domindo por un grupo de indios jugando al cricket en una parcela cercana. Durante gran parte de la visita fui la única persona viva en el cementerio, lo que me dio bastante miedito. Un sitio para recordar a aquellos que lucharon contra la ocupación japonesa del Sudeste Asiático.

Museo y capilla de Changi


Uno de los periodos más oscuros de la historia reciente de Singapur es la ocupación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial. Para recordar las penurias de los prisioneros de guerra aliados de esa época, se ha acondicionado un espacio al lado de la cárcel de Changi (donde fueron encarcelados y que aún hoy sigue funcionando como cárcel), donde se reproduce una de las capillas que construyeron los prisioneros y se muestran numerosos objetos de la época.

Como cualquier museo que recuerde una guerra, se te pondrán los pelos de punta al ver lo que hicieron los japoneses con los presos, en su mayoría ingleses, australianos e indios. Una verdadera lección de historia para un periodo de la historia que ha marcado el siglo XX.

Friday, August 14, 2009

Visita a Bangkok


Aprovechando el Día Nacional de Singapur y que teníamos un fin de semana de 3 días, me llevé a mis padres a Bangkok. Creo que es una ciudad que ellos solos no hubieran visitado y creía que tras mis dos visitas podría hacer de buen guía por los principales monumentos.

Ir de vacaciones con mis padres no es ir de vacaciones para mucha gente. Tienen la curiosa costumbre de levantarse a las 8 cada mañana, caminar una docena de kilómetros por las calles de la ciudad en cuestión, desayunar mucho y comer poco. Las guías están para seguirlas, y pobre del restaurante que esté en la guía y haya cerrado antes de que lo visitemos, porque se ganará una retaila de maldiciones por parte de mi padre.

A Bangkok llegamos el viernes por la noche, tras un buen vuelo con Air Asia, que nos hizo viajar en un avión bastante viejo (cuando normalmente son siempre nuevos). El hotel en el que nos quedábamos, el Le Fenix de la cadena Accor, estaba situado en Sukhumvit, en la bocacalle número 11, muy cerca de la zona comercial. Nos fuimos a dormir pronto, sabiendo lo que nos esperaba a la mañana siguiente.

El sábado despertamos pronto, y tras desayunar en el hotel, nos fuimos en taxi hacia el Gran Palacio. Este complejo de arquitectura tailandesa y romántica, se empezó a construir en 1782 y fue la residencia real hasta 1946. Por suerte coincidimos con una visita guiada, que nos llevó por los principales templos del complejo y nos contaron parte de la historia de los edificios. Saliendo del palacio, y cruzando una calle, está el templo de Wat Pho, que alberga una de las mayores imágenes de buda (en postura reclinada y con 46 metros de longitud) y ocupa más de 80.000 metros cuadrados. Este es uno de mis templos favoritos y no nos decepcionó.

Como os he dicho, mis padres son caminantes, así que lo que otra gente haría en taxi, nosotros anduvimos hasta Khao San Road. Esta calle es el centro mochilero de Bangkok, y es una mezcla curiosa de bares, restaurantes baratos, tienduchas, hostales y puestecillos donde te venden desde un carnet de conducir español hasta una película porno. Aquí pudimos disfrutar de nuestro primer pad thai y de una cerveza Singha bien fría. No nos entretuvimos demasiado, porque al día aún le quedaban bastantes horas, y nos fuimos al mercado de Chatuchak a pasar la tarde. Este mercado, el más grande del mundo al aire libre, tiene todo lo que te puedas imaginar, y ahí es donde me compré mis nuevas zapatillas Tiger marrones (copiando a Kay!). Volvimos al hotel y Santi y yo decidimos que teníamos dos misiones para completar el día. La primera era hacernos un traje, y aunque fue algo complicado, conseguimos solventarla en menos de una hora. La segunda era darnos un masaje, y tras encontrar un sitio correcto, nos relajamos durante una hora.

Uy, que no se me olvide. Este día era el cumple de mi padre. Por eso, nos fuimos a cenar a un restaurante bastante bien puesto, en Sukhumvit 11, que se llama Zanzibar. Luces tenues, mucha vegetación y música en directo para disfrutar de comida local, aunque yo opté por una pizza :). Vuelta al hotel, tras un día largo y completo.

Mi madre dijo que le apetecía ver un mercado flotante, por lo que llegamos al hotel y preguntamos. Nos dijeron que sí, que era posible, y que saldríamos al día siguiente a las 6:30 hacia el mercado. No sabeis lo contentos que estaban mis padres de empezar el día tan temprano... La furgoneta estaba compuesta de un conductor, un guía parlanchín, y turistas de india, estados unidos y españa. Fuimos hasta el mercado flotante, y tras hacer el primer trozo en barca grande, nos dejaron en la zona para que hiciesemos un poco nuestra vida. Nos alquilamos una barca a remos, conducida por una tailandesa de 250 años, y nos llevó por toda la zona. El mercado, que es puramente turístico, es una buena experiencia. Me gustó. Almorzamos algo (unas frutas y unos noodles) y nos montamos en la furgoneta.

Nosotros pensábamos que la excursión era solamente el mercado flotante, pero nos dimos cuenta que también nos llevarían a montar en elefante y a ver una granja de cobras!! Lo del elefante nos hizo mucha ilusión (al menos a mi) y me monté en el segundo elefante con mi primo (el primero era para los padres). Nos tocó un conductor de elefantes super enrollado, porque a mitad de camino por la selva tailandesa me dijo: "¿Quieres llevarlo?". Y se bajo, me pidio la camara y me empezó a hacer un reportaje llevando el elefante. Super majo. Luego cambiamos de conductor y llevó Santi el elefante.

La granja de cobras fue otra historia. Solo entraron al espectáculo mi madre y mi primo, y dicen que fue todo un show. Parece ser que cogían cobras con la boca, que las daban vueltas, que las pasaban por el público, que una serpiente mordió a uno de los domadores... De vuelta hacia Bangkok paramos en una fábrica real de muebles de madera horteras e impresionantes. Ya en Bangkok fuimos a los centros comerciales a pasar la tarde. Comimos en uno de ellos y anduvimos de vuelta al hotel. Nos tomamos la tarde de relax, usamos la piscina del hotel, miramos el internet en un ciber de la zona y cenamos en el buffet del Westin Hotel.

El lunes ya era el último día en Bangkok, y aún nos quedaban unas cuantas cosas por ver. Por la mañana fuimos hacia la casa de Jim Thompson, un empresario estadounidense que en los años 50 empezó un prospero negocio de seda en Tailandia y se "construyó" una casa en Bangkok con 5 casas que compró por Tailandia. Muy bonito y un buen tour que nos dieron por dentro. Y para acabar el día antes de volver hacia el hotel y salir al aeropuerto fuimos a la mansión Vimanmek, antigua residencia real de estilo colonial. Muy bonita pero con una seguridad estupida que no te deja entrar ni con móviles ni con cámaras al recinto.

Volvimos al hotel, recogimos los trajes que nos habíamos hecho y nos fuimos al aeropuerto de vuelta a Singapur. Gran fin de semana. Mas fotos en estos enlaces:

Álbum de Bangkok.
Álbum de los elefantes.
Álbum del mercado flotante.

Summer Pavilion en el Ritz Carlton


Para celebrar el aniversario de bodas de mis padres mientras estaban en Singapur decidimos ir a un restaurante chino. Tras mucho buscar por internet y preguntar a amigos locales, nos decantamos por el Summer Pavilion del Ritz Carlton de Singapur.

Llegamos en taxi al hotel, y lo primero que uno ve es una gran recepción. Tras pasar por una tienda (íbamos un poco perdidos) llegamos al Summer Pavilion, que se encuentra detrás del gran hall de la entrada. Lo primero que pudimos comprobar es que el servicio del restaurante era buenísimo, y que desde un primer momento estuvieron muy atentos.

Por desgracia nos tocó una mesa de chillones bebedores al lado. Y el problema es que sólo tenían la mitad del restaurante abierto, porque aunque pedimos que nos cambiasen de mesa, los chillones estaban en medio del restautante, por lo que te pusieses donde te pusieses los tendrías casi gritando en la oreja. Creo que los restaurantes están para comer tranquilamente, y si lo único que quieres es beber, por favor, vete a un bar (que los hay muy buenos en Singapur).


Por suerte nos tocó un grandísimo camarero que nos ayudo a componer un delicioso menú. Empezamos con un pato pequinés, que nos lo sirvieron en rollitos perfectamente preparados. Luego seguimos con una sopa de aleta de tiburón dentro de un coco. Mi padre tenía poco hambre, por lo que decidió que sólo íbamos a pedir 2 y las íbamos a compartir entre los 4 :D. Tras eso vino el pescado, que era un pez local con hierbas. Luego un trozo de ternera a la plancha con especies, y para acabar unos deliciosos noodles (tal vez los mejores que he tomado desde que llegué a Singapur).

Para beber yo empecé con un te verde y seguimos con agua (¡importada de Italia!) y un vino australiano. Un gran local, con una buena comida, un muy buen servicio y unos capullos gritando al lado que les podrían haber enviado fuera del restaurante.

Brunch en el Shangri-La


El domingo que Kay estaba en Singapur, y después de la buenísima experiencia que habíamos tenido en el Basilico de The Regent Hotel, fuimos a probar el brunch del Shangri-La Hotel de Singapur.

Hice la reserva por teléfono, y por suerte, y aunque por teléfono nos habían dicho que nos pondrían en la terraza, nos dieron una mesa dentro de la sala. El servicio nada más llegar fue muy cordial, con un señor muy educado recibiendo a los comensales. Pero esa fue la única y última señal de gran servicio. Una vez que te daban la mesa el servicio se olvidaba de ti hasta que fueses a pagar la cuenta.

El diseño del restaurante en el que hacen el brunch, The Line, es desconcertante. Como decía Kay, es una especie de quiero y no puedo. Intenta ser moderno, pero se queda en el intento. Además lo tienen organizado de una forma que parece más una cafetería que un restaurante de un hotel de 5 estrellas. Fuera de esta crítica queda el estilo del hotel, pero no puedo resistirme. Me parece un hotel feo, con un diseño muy al estilo chino, y con unas columnas de inspiración griega que dan miedo...

Y en cuanto a la comida, pues decir que tiene muchos altibajos, con más bajos que altos. Vamos a empezar con lo mejor, que fue la selección de marisco. Muy muy bueno y muy fresco, como es importante en estos casos. Así me puse las botas con las langostas (me tome dos hervidas, sin ningún tipo de salsa), ostras (aunque no es mi comida favorita me tomé 5, recién abiertas en el mostrador del marisco), vieras, langostinos, camarones, patas de cangrejo. Una verdadera delicia y un pecado para cualquier paciente con colesterol alto.

Pero por desgracia, los altos se acababan aquí. Luego había una sección de sushi bastante pobre, una sección de quesos que con 6 tipos se quedaba más ancho que largo (reconocer que el manchego estaba muy bueno), unas ensaladas escasas, y luego muchísima representación de comida china mediocre e india. Por cierto, que daba pena abrir las cestas de dim sum, ya que la mitad estaban vacias y el resto no eran para echar cohetes.

Un punto a favor del brunch es que la versión sin champán tiene alguna bebida alcohólica (una selección de cocktails "prefabricados" con una sangría que no está mal) aunque el precio es más elevado que el del Regent. Solo habiendo estado en estos dos brunch en mi vida, puedo decir que el del Regent gana al del Shangri-La por goleada, tanto en precio, como en comida como en servicio. Una decepción.

Thursday, August 13, 2009

Visita de Kay

Aprovechando las vacaciones de verano y que era su cumple, Kay decidió hacerme una visita :). Tras mucho tiempo de espera, al fin llegó a Singapur. Llegó un viernes a eso de la medianoche, pero el primer día poco dormimos porque teníamos un vuelo a las 6:30 de la mañana siguiente hacia Bali. Sólo decir que el viaje fue espectacular, y si quereis leer más sobre esos días, leedlo en Viaje a Bali.

Así que tras 4 días en el paraiso, tuvimos que volver a Singapur. Yo tenía que trabajar el resto de días, así que deje a Kay en buenas manos mientras no estaba trabajando: en las manos de Faz(il). Con él aprovecharon para hacer lo que más les gusta: escuchar música, ver programas de la televisión estadounidense y comprobar quien era más friki de la cultura popular de los Estados Unidos :P. A parte de todo esto, tuvimos tiempo para hacer mil cosas.

El miércoles para celebrar el Ladies Night, nos fuimos al Screening Room para empezar la noche. De ahí nos juntamos a todo el grupo y nos fuimos al Mambo Jambo de Zouk a disfrutar de los bailes locos de los singapurenses. Pero eso no fue todo. El jueves aprovechamos los contactos de Faz, y fuimos al Timbre de Old School para oir a Sarah, una deliciosa cantante local. ¿Y que no sabéis a quién invitaron a cantar al escenario? Sí, sí, efectivamente. Kay, como ya hiciera en Jazz@South Bridge en su anterior visita, nos deleitó con el tema de Gavin DeGraw Follow Through. ¡La gordita lleva 2 de 2!

Pero no solo salimos por ahí. También hubo tiempo para ir al Safari nocturno de Singapur (grandisima actividad), para ver la última película de Harry Potter o para quedar en un McDonalds con el Ministro de Asuntos Exteriores singapurense! Mención aparte merece la canción que Kay me compuso y me cantó en casa de Ignacio: You're my Miracle. Dentro de poco dispondremos de un video de la canción.

Viaje a Bali


Aprovechando que Kay iba a venir a Singapur a pasar su cumpleaños, me pillé los últimos días de vacaciones que tenía para irme con ella a Bali. Lo que en principio era una escapada secreta, por culpa de una metedura de pata se convirtió en un viaje "organizado". Volamos el sábado por la mañana a Bali, muy prontito, a eso de las 6:30, con Lion Air. Kaycita estaba medio zombi en el avión, pero tuvimos la suerte de que el avión no iba lleno, por lo que de los tres asientos de nuestra fila sólo estábamos nosotros. Eso, unido al tamaño compacto de Kay :) permitió que se echase una buena siesta.

Lion Air no es tan mala como la pintan. Aunque está prohibido su vuelo a la Unión Europea (como la mayoría de las lineas aéreas de Indonesia), el avión no estaba mal y el servicio fue correcto. Sólo tuvimos un pequeño susto a la vuelta, ya que no anunciaban el vuelo en la pantalla de salidas del aeropuerto de Denpsasar, y eso hizo que durante un rato estuviesemos moviendonos por la terminal intentando encontrar alguna señal de que el vuelo existía.

Llegamos a Denpasar (aeropuerto de Bali) y tras casi una hora para pasar la frontera (hay que hacer "visa on arrival") nos encontramos con el conductor del hotel en el que nos íbamos a alojar: Maya Loka Villa. Kay no sabía dónde íbamos, per para llegar al hotel había que pasar por un camino de cabras. Por desgracia me perdí su cara cuando estábamos llegando a Maya Loka, pero una vez que nos dieron la habitación la cara cambió. El sitio era espectacular. Este primer día, tras echarnos una siesta rápida, nos fuimos a comer algo local, en Seminyak, y luego decidimos explorar la zona y bajamos a la playa. La puesta de sol nos pilló por la zona, por lo que también cenamos ahí. Como somos gente bastante aburrida, nos volvimos a casa tras un paseo por la playa y nos fuimos a dormir trempano.

El día siguiente aprovechamos para hacer el turisteo por la isla. Nos alquilamos un conductor local que nos llevó por los templos. Así visitamos Taman Ayun, un precioso templo con muy pocos turistas. De ahí nos fuimos al templo de Pura Bukit Sari, más conocido como el templo de los monos. Como podéis comprender, aquí lo de menos es el templo, que es bastante normalillo, y lo de más son los estupidos monos, que parece que te van a atacar a cada momento. No soy yo un gran amante de nuestro primos lejanos... Se hacía ya la hora de la comida, por lo que el taxista nos comento que lo mejor era ir hacia el templo de Tanah Lot, para comer algo y alargar la visita y ver la puesta de sol. El templo está chulo, es de construcción balinesa y se encuentra en un islote que con la marea alta se separa de la isla. Vimos una preciosa puesta de sol, y el mismo taxista nos llevó de vuelta al hotel. Para cenar nos metimos una deliciosa cena en La Lucciola, donde por primera vez pudimos admirar la iluminación del mar (¡sí, sí, iluminan el mar para que veas las olas!).

Y llegó el gran día. El lunes 27 de julio de 2009 Kay cumplía 21 años. Tal vez en la mayoría de los países del mundo este cumpleaños no sea nada especial, pero en los Estados Unidos se celebra con gran efusividad porque marca el inicio de la edad legal a partir de la cual se puede beber. Es curioso que la edad sea tan tardía, aunque me he estado informando y parece que otros países como Japón o Islandia tienen la misma legislación. Así que tras desayunar en el hotel nos fuimos hacia la playa. Ahí pudimos disfrutar de un magnífico día de playa. Comimos en un restaurante italiano que había probado en mi anterior visita a Bali, y playeamos hasta la puesta de sol. Entonces fuimos a celebrar oficialmente el cumple a Ku De Ta, un garito de cena playero en Seminyak. Para conmemorar la ocación los camareros vinieron a la mesa con un pastel y nos cantaron el cumpleaños feliz. Tras un par de copas legalmente consumidas nos volvimos al hotel. Ya estábamso preparados para ir a dormir, pero entraron todo el personal de hotel en la habitación con otro pastel. Jajaja, no podíamos comer más.

Pero como todas las cosas, las vacaciones no duraban para siempre, y el martes era el último día en Bali. Por la mañana, tras hacer el checkout del hotel, nos fuimos de compras. Kay se compró unos pendientes preciosos, y cuando hubimos andado lo suficiente para cansarnos, nos fuimos a la playa otra vez. Nos tumbamos, tomamos el sol, pillamos olas, y al final, ya en horario español, nos fuimos a disfrutar de nuestra última comida balinesa en el Breeze. La comida nos dejó bastante llenos, pero no hay viaje por la zona con Xevi que no incluya masaje, asi que nos dimos un masaje de una hora (bueno, la gordita se lo dio de una hora y media!). Tras todo esto volvimos al hotel, recogimos las maletas, y nos fuimos al aeropuerto para volver a Singapur.

Se acababan unas magníficas vacaciones. Creo que estos 4 días no se nos borraran nunca de la memoria :). Gracias Kay por hacerlos tan inolvidables.

Friday, August 7, 2009

Ku De Ta


Para el cumple de Kay decidimos ir a Ku De Ta, el bar/restaurante de moda de Seminyak, en Bali. Aprovechamos para estar ahí un rato antes de que anocheciese, para poder disfrutar de la puesta de sol. Como toda la planta baja estaba llena fuimos a la planta alta, donde tienen una especie de bar modernillo. Ahí nos tomamos un cocktail mientras veíamos la puesta sol: yo una ginebra con pepino y kay un cocktail con nata por encima. La puesta de sol es preciosa desde este sitio, y una vez que se hubo hecho de noche, bajamos al restaurante a cenar.

Ku De Ta tiene una buena atmósfera, aunque quizás yo no soy un gran amante de mucho ruido mientras como, y desde mi punto de vista el volumen del hilo musical era demasiado alto. El servicio como en todos estos sitios fue impecable y se portaron super bien cuando les dije que era el cumpleaños de Kay (le cantaron el cumpleaños feliz con una tarta preciosa).

Nos sirvieron una buenas aceitunas para abrir el apetito. Para comer empezamos con un carpaccio de ternera para mi (nada del otro mundo) y Kay tomó una ensalada de codorniz. El segundo plato para mi fue un pescado local con limón mientras que Kay se tomó un bacalao. Y de postre el pastel que con tanto cariño nos diseñaron para el cumple de la gordita. Para acabar nos tomamos una copa con vista al mar en una de las camas/mesa al lado de la orilla.

Me pareció un sitio con buena comida, con unos precios exageradamente elevados, con un ambiente demasiado comercial y orientado a las copsa y con demasiado ruido. Incluso la iluminación del mar me gustó mucho más en el Breeze o en La Lucciola.

Breeze


Quizás de los buenos restaurantes a los que fuimos en Bali Breeze era el menos exquisito. Pero no sé porqué, pero puedo decir que se convirtió en mi favorito. Llegamos tras una larga mañana bajo el sol de Bali (que pega fuerte), y como no en Bali, lo primero que nos sorprendió fue el buenísimo trato que recibimos. El sitio está sobre el mar, y el hecho de tomarte una cerveza aquí vale todas las rupias del mundo. No optamos por un menú complicado, pero es en las cosas simples que se ve la calidad de un restaurante. Mi primer plato fue una DELICIOSA ensalada cesar con pollo, mientras que Kay tomó un buen gazpacho. De segundo yo me incliné por un pescado local con arroz y chili, y ella fue menos aventurera y pidió el sandwich de manchego y prociuto. De postre una crema catalana con helados muy rica (y eso que no es mi plato favorito).

Una buenisima opción, con un servicio excepcional, una vista del mar inigualable y unos precios muy asequibles.

La Lucciola


Llegamos a La Lucciola gracias a la recomendación de Geraldine, de la Spanish Pantry, y fue un éxito. Si vas por la noche el taxi te deja en el aparcamiento, y para entrar al restaurante has de cruzar un puente iluminado por velas. Llegas a un local al aire libre techado, con dos niveles y con una atmosfera especial. Tienes el mar delante, con un camino cubierto por hierba y con unos focos que iluminan (!!) el mar para que veas el romper de las olas en plena noche. MAGNIFICO!!

Nos dieron la carta, y decidimos que compartiríamos una ensalada de entrada, y después cada uno tomaría un plato principal. Mi plato principal era un pargo y el de Kay era un salmón, y no sabeis la delicadeza con la que cocinan el pescado en Bali. Exquisito. Tras ello optamos por compartir el postre, que fueron tres bolas de helado: lichi, lima y mango (no estoy seguro de este. confirmamelo kay).

Un sitio precioso, con una vista espectacular, con un servicio muy atento y una vista del mar inigualable.

Maya Loka Villa


Este hotel fue el gran descubrimiento del viaje. No sé si alguna vez os ha pasado de ver las fotos, después llegar ahí, y daros cuenta que esas fotos las debieron hacer con la luz del solsticio de invierno mientras la alineación de Jupiter con Saturno creaba una atmósfera de prodigiosa belleza. Con Maya Loka Villa no fue necesario (fotos aquí).

El servicio del hotel fue magnífico. Nos fueron a recoger al hotel, y disponían de un servicio de taxi propio que te llevaba a los sitios y si era un breve recado te esperaba para volver a la villa. Así por lo menos te ahorrabas la mitad de los taxis. Los chicos de la recepción se portaron super bien, e incluso sabiendo que era el cumple de Kay, le trajeron un pastel y unos abanicos de regalo.

La villa se distribuía de la siguiente forma. Había una piscina privada en la entrada, con una sala de estar al aire libre, con una televisión de tropecientas pulgadas, un sofá super comodo y unos cuantos sillones. Una mesa con dos sillas que servía para las comidas, que se podían cocinar en los dos fuegos y en el hornillo eléctrico, acompañados de nevera y dispensador de agua. A continuación estaba la habitación, a la que se accedía por unas puertas corredoras. La cama tenía un dosel para proteger de los mosquitos y disponía de otra televisión, un escritorio, un par de mesas auxiliares... Es curioso como con tan poca cosa podía generar un espacio tan acogedor. De la habitación, por otra puerta, se accedía al cuarto de baño, al aire libre también (con techo pero abierto por los laterales), que tenía una bañera bien grande, una ducha con alcachofa gigante, un tocador y un retrete de tamaño descomunal.

Los desayunos te los preparaban en los propios fuegos de la habitación. El primer día optamos por el desayuno americano, con bollería, huevos al gusto (yo revueltos y kay escalfados) y fruta. Sin embargo los otros dos días optamos por el desayuno local, con arroz (Kay) o noodles (yo).

En definitiva, un sitio super romántico, con una gran atmósfera, una buena localización cerca de Seminyak y un personal muy atento y agradable.