Ayer, por fin, hice yoga. No sabéis lo bien que sienta el yoga. Hace tiempo que lo quería hacer, pero no me decidía. Hablé con Tatiana, y me recomendó el sitio al que va ella. Se llama Pure Yoga, y está en la planta 18 de una torre en Orchard Road (la Castellana de Singapur). Llegué y me atendieron como a un rey: té, atención personalizada, paseo por las instalaciones. Me hicieron un hueco en la clase de Hatha Yoga 1 a las 20:30 y me pidieron que volviese 15 minutos antes de la clase.
Creía que el yoga era una cosa de nenazas. Pero nada que ver. Es un verdadero deporte. No volveré a subestimar el poder de la meditación jaja. Pues empezamos con algunas posturas más o menos fáciles, pero no pasaron muchos minutos para darme cuenta de unas cuantas cosas:
- Tengo menos flexibilidad que una abuela
- Tengo menos equilibrio que otra abuela
Además, por primera vez en la historia (espero que por el nerviosismo) empecé a confundir la izquierda con la derecha. bastante ridículo jaja. Pero tengo que reconocer que la sensación con la que salí de la clase fue buenísima, por lo que no descarto apuntarme a clases una vez que vuelva de Singapur.
Creía que el yoga era una cosa de nenazas. Pero nada que ver. Es un verdadero deporte. No volveré a subestimar el poder de la meditación jaja. Pues empezamos con algunas posturas más o menos fáciles, pero no pasaron muchos minutos para darme cuenta de unas cuantas cosas:
- Tengo menos flexibilidad que una abuela
- Tengo menos equilibrio que otra abuela
Además, por primera vez en la historia (espero que por el nerviosismo) empecé a confundir la izquierda con la derecha. bastante ridículo jaja. Pero tengo que reconocer que la sensación con la que salí de la clase fue buenísima, por lo que no descarto apuntarme a clases una vez que vuelva de Singapur.
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