
Gracias a la generosidad de Denise pude asistir el otro día al concierto de los Yale Alley Cats, un grupo de cantantes a cappella de la universidad de Yale en Estados Unidos. Denise me llamó el viernes a las 17:45 de la tarde preguntando si tenía algún plan para esa tarde. Así que fui al American Club de Singapur sin tener ni idea que iba a un concierto de 14 tíos cantando.
Llegamos al American Club en Scotts Road (muy cerca de mi casa, a menos de 15 minutos andando) y había un buffet esperándonos. Lo mejor de la comida eran el guiso de ternera y el salmón en salsa teriyaki con frituras de apio. Así, con los platos medio llenos, salieron al escenario los 14 cantantes, vestidos de esmoquín y preparados para deleitarnos con una magnífica velada.
Yo me esperaba un concierto regido por los cánones académicos de Yale, donde las voces celestiales de 14 alumnos nos llevarían en bolandas al máximo estado de éxtasis. Y así fue, pero no como yo me esperaba. Su voces eran muy buenas, pero lo que de verdad daba vida al espectáculo era la interpretación de los cantantes. Bailes incluidos, movimiento por todo el escenario, una canción interpretada por todos los integrantes de rodillas delante de una espectadora, discursos de los cantantes... Una joya de concierto.
Por si esto fuera poco, este concierto era el último para 5 de los integrantes del grupo, que al acabar este año su tercer curso de la universidad tienen que abandonar el grupo. Así nos advirtieron que la última canción sería un poco loca y así lo fue. Empezaron a hacer el mono, pero en el sentido literal de la palabra. Saltando, haciendo ruidos y peleándose durante un par de minutos ante la mirada incrédula de la audiencia! Luego terminaron con una bella canción, y entre aplausos y lágrimas nos despedimos de unos grandísimos artistas.