Monday, May 18, 2009

BALI


Vaya fin de semana de descanso... Esto no es sano. Quiero decir, que no es sano ir a Bali el fin de semana y tener que volver al cabo de dos días para ir a la ofi el lunes. Llegamos el viernes por la noche al aeropuerto de Denpasar, en el sur de la isla. En el vuelo me encontré a Thibaud que iba a Bali a encontrarse con sus padres, y la verdad es que me sorprendió gratamente JetStar. Era la primera vez que usaba esta línea aérea. y el espacio para las piernas me pareció el mejor de todas las líneas de bajo coste que he usado en el Sudeste Asiático (por lo menos la configuración de este A320 lo era).

Al llegar a Bali pillamos un taxista para que nos llevase al norte de la isla, a Lovina, donde estábamos alojados. El viaje fue a lo Michael Schumacher, y el taxista incluso se enfadó porque no le compramos cerveza para él para el camino... Llegamos al resort en el que nos alojábamos, el Aditya Beach Resort, y lo primero que nos sorprendió fue el silencio. Ni un maldito ruido en todo el hotel. ¡Que gozada! Y antes de dormir, oimos las olas desde el balcón de nuestros cuartos. Al final Teresa y Ana se quedaron una habitación y yo la otra.

El sábado nos despertamos prontito, y fuimos a deborar el desayuno. Bastante flojillo. Pero tras tomarnos unas tortillas, tostadas y fruta, fuimos a la recepción a preguntar qué podíamos hacer durante el día. Sabíamos que teníamos piscina, comida y bebida en el hotel... pero estaría bien hacer algo más, ¿no? Pues en 15 minutos teníamos un catamarán que nos vino a buscar a la playa del hotel y nos llevó a una zona a unos 200 metros de la costa. ¡Qué maravilla de fondo marino! En serio, me da muchísima pena no tener fotos de lo que vimos ahí debajo. Peces pequeños, peces grandes, estrellas de mar... GRANDÍSIMO! Volvimos al hotel y todo lo que quedó del día fue descansar, tomar el sol, comer en la piscina y seguir leyendo el libro del fin de semana, The Catcher in the Rye (El guardián entre el centeno).

Por la noche salimos a andar hacia el pueblo, Lovina. Es una calle grande (carretera de la playa) con un par de calles perpendiculares que salen hacia la playa y donde están los restaurantes y hoteles. Todo muy muy tranquilo. Deciros que cenamos, y nos pillamos unas cervecillas para pasar la noche en la playa, bajo la luna (bueno, no había luna, pero si mogollón de estrellas) y escuchando a uno de los peores cantantes del hemisferio sur y de parte del hemisfero norte.

El domingo decidimos que lo mejor sería bajar tranquilamente hacia Denpasar, parando en diferentes sitios. Así pasamos por montón de templos, nos engañaron en un par de ellos, y vimos un lago grandísimo dentro de un volcán extinto. Todo ello con el conductor más maleducado del mundo (ganaba al peor cantante jaja). Hicimos una parada más larga en Ubud, donde comimos, nos dimos un buenísimo masaje, merendamos, nos dimos un paseo y salimos hacia Denpasar. Antes de decidir ir a Lovina a dormir pensamos quedarnos en Seminyak, así que ayer, para ver lo que nos habíamos perdido, decidimos cenar ahí. ¡Vaya playa que tiene ese pueblecito! Es verdad que hay mucha más gente, pero el movimiento que vimos ahí nos alegró la tarde, y la pizza que nos tomamos nos alegró el estómago. De ahí al aeropuerto, nos reencontramos con Nuno y Rui que habían pasado el finde en Kuta, y de vuelta a Singapur.

Fotos en Facebook (podéis verlas incluso los que no estáis en Facebook).

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