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Thursday, August 13, 2009

Viaje a Bali


Aprovechando que Kay iba a venir a Singapur a pasar su cumpleaños, me pillé los últimos días de vacaciones que tenía para irme con ella a Bali. Lo que en principio era una escapada secreta, por culpa de una metedura de pata se convirtió en un viaje "organizado". Volamos el sábado por la mañana a Bali, muy prontito, a eso de las 6:30, con Lion Air. Kaycita estaba medio zombi en el avión, pero tuvimos la suerte de que el avión no iba lleno, por lo que de los tres asientos de nuestra fila sólo estábamos nosotros. Eso, unido al tamaño compacto de Kay :) permitió que se echase una buena siesta.

Lion Air no es tan mala como la pintan. Aunque está prohibido su vuelo a la Unión Europea (como la mayoría de las lineas aéreas de Indonesia), el avión no estaba mal y el servicio fue correcto. Sólo tuvimos un pequeño susto a la vuelta, ya que no anunciaban el vuelo en la pantalla de salidas del aeropuerto de Denpsasar, y eso hizo que durante un rato estuviesemos moviendonos por la terminal intentando encontrar alguna señal de que el vuelo existía.

Llegamos a Denpasar (aeropuerto de Bali) y tras casi una hora para pasar la frontera (hay que hacer "visa on arrival") nos encontramos con el conductor del hotel en el que nos íbamos a alojar: Maya Loka Villa. Kay no sabía dónde íbamos, per para llegar al hotel había que pasar por un camino de cabras. Por desgracia me perdí su cara cuando estábamos llegando a Maya Loka, pero una vez que nos dieron la habitación la cara cambió. El sitio era espectacular. Este primer día, tras echarnos una siesta rápida, nos fuimos a comer algo local, en Seminyak, y luego decidimos explorar la zona y bajamos a la playa. La puesta de sol nos pilló por la zona, por lo que también cenamos ahí. Como somos gente bastante aburrida, nos volvimos a casa tras un paseo por la playa y nos fuimos a dormir trempano.

El día siguiente aprovechamos para hacer el turisteo por la isla. Nos alquilamos un conductor local que nos llevó por los templos. Así visitamos Taman Ayun, un precioso templo con muy pocos turistas. De ahí nos fuimos al templo de Pura Bukit Sari, más conocido como el templo de los monos. Como podéis comprender, aquí lo de menos es el templo, que es bastante normalillo, y lo de más son los estupidos monos, que parece que te van a atacar a cada momento. No soy yo un gran amante de nuestro primos lejanos... Se hacía ya la hora de la comida, por lo que el taxista nos comento que lo mejor era ir hacia el templo de Tanah Lot, para comer algo y alargar la visita y ver la puesta de sol. El templo está chulo, es de construcción balinesa y se encuentra en un islote que con la marea alta se separa de la isla. Vimos una preciosa puesta de sol, y el mismo taxista nos llevó de vuelta al hotel. Para cenar nos metimos una deliciosa cena en La Lucciola, donde por primera vez pudimos admirar la iluminación del mar (¡sí, sí, iluminan el mar para que veas las olas!).

Y llegó el gran día. El lunes 27 de julio de 2009 Kay cumplía 21 años. Tal vez en la mayoría de los países del mundo este cumpleaños no sea nada especial, pero en los Estados Unidos se celebra con gran efusividad porque marca el inicio de la edad legal a partir de la cual se puede beber. Es curioso que la edad sea tan tardía, aunque me he estado informando y parece que otros países como Japón o Islandia tienen la misma legislación. Así que tras desayunar en el hotel nos fuimos hacia la playa. Ahí pudimos disfrutar de un magnífico día de playa. Comimos en un restaurante italiano que había probado en mi anterior visita a Bali, y playeamos hasta la puesta de sol. Entonces fuimos a celebrar oficialmente el cumple a Ku De Ta, un garito de cena playero en Seminyak. Para conmemorar la ocación los camareros vinieron a la mesa con un pastel y nos cantaron el cumpleaños feliz. Tras un par de copas legalmente consumidas nos volvimos al hotel. Ya estábamso preparados para ir a dormir, pero entraron todo el personal de hotel en la habitación con otro pastel. Jajaja, no podíamos comer más.

Pero como todas las cosas, las vacaciones no duraban para siempre, y el martes era el último día en Bali. Por la mañana, tras hacer el checkout del hotel, nos fuimos de compras. Kay se compró unos pendientes preciosos, y cuando hubimos andado lo suficiente para cansarnos, nos fuimos a la playa otra vez. Nos tumbamos, tomamos el sol, pillamos olas, y al final, ya en horario español, nos fuimos a disfrutar de nuestra última comida balinesa en el Breeze. La comida nos dejó bastante llenos, pero no hay viaje por la zona con Xevi que no incluya masaje, asi que nos dimos un masaje de una hora (bueno, la gordita se lo dio de una hora y media!). Tras todo esto volvimos al hotel, recogimos las maletas, y nos fuimos al aeropuerto para volver a Singapur.

Se acababan unas magníficas vacaciones. Creo que estos 4 días no se nos borraran nunca de la memoria :). Gracias Kay por hacerlos tan inolvidables.

Friday, August 7, 2009

Ku De Ta


Para el cumple de Kay decidimos ir a Ku De Ta, el bar/restaurante de moda de Seminyak, en Bali. Aprovechamos para estar ahí un rato antes de que anocheciese, para poder disfrutar de la puesta de sol. Como toda la planta baja estaba llena fuimos a la planta alta, donde tienen una especie de bar modernillo. Ahí nos tomamos un cocktail mientras veíamos la puesta sol: yo una ginebra con pepino y kay un cocktail con nata por encima. La puesta de sol es preciosa desde este sitio, y una vez que se hubo hecho de noche, bajamos al restaurante a cenar.

Ku De Ta tiene una buena atmósfera, aunque quizás yo no soy un gran amante de mucho ruido mientras como, y desde mi punto de vista el volumen del hilo musical era demasiado alto. El servicio como en todos estos sitios fue impecable y se portaron super bien cuando les dije que era el cumpleaños de Kay (le cantaron el cumpleaños feliz con una tarta preciosa).

Nos sirvieron una buenas aceitunas para abrir el apetito. Para comer empezamos con un carpaccio de ternera para mi (nada del otro mundo) y Kay tomó una ensalada de codorniz. El segundo plato para mi fue un pescado local con limón mientras que Kay se tomó un bacalao. Y de postre el pastel que con tanto cariño nos diseñaron para el cumple de la gordita. Para acabar nos tomamos una copa con vista al mar en una de las camas/mesa al lado de la orilla.

Me pareció un sitio con buena comida, con unos precios exageradamente elevados, con un ambiente demasiado comercial y orientado a las copsa y con demasiado ruido. Incluso la iluminación del mar me gustó mucho más en el Breeze o en La Lucciola.

Breeze


Quizás de los buenos restaurantes a los que fuimos en Bali Breeze era el menos exquisito. Pero no sé porqué, pero puedo decir que se convirtió en mi favorito. Llegamos tras una larga mañana bajo el sol de Bali (que pega fuerte), y como no en Bali, lo primero que nos sorprendió fue el buenísimo trato que recibimos. El sitio está sobre el mar, y el hecho de tomarte una cerveza aquí vale todas las rupias del mundo. No optamos por un menú complicado, pero es en las cosas simples que se ve la calidad de un restaurante. Mi primer plato fue una DELICIOSA ensalada cesar con pollo, mientras que Kay tomó un buen gazpacho. De segundo yo me incliné por un pescado local con arroz y chili, y ella fue menos aventurera y pidió el sandwich de manchego y prociuto. De postre una crema catalana con helados muy rica (y eso que no es mi plato favorito).

Una buenisima opción, con un servicio excepcional, una vista del mar inigualable y unos precios muy asequibles.

La Lucciola


Llegamos a La Lucciola gracias a la recomendación de Geraldine, de la Spanish Pantry, y fue un éxito. Si vas por la noche el taxi te deja en el aparcamiento, y para entrar al restaurante has de cruzar un puente iluminado por velas. Llegas a un local al aire libre techado, con dos niveles y con una atmosfera especial. Tienes el mar delante, con un camino cubierto por hierba y con unos focos que iluminan (!!) el mar para que veas el romper de las olas en plena noche. MAGNIFICO!!

Nos dieron la carta, y decidimos que compartiríamos una ensalada de entrada, y después cada uno tomaría un plato principal. Mi plato principal era un pargo y el de Kay era un salmón, y no sabeis la delicadeza con la que cocinan el pescado en Bali. Exquisito. Tras ello optamos por compartir el postre, que fueron tres bolas de helado: lichi, lima y mango (no estoy seguro de este. confirmamelo kay).

Un sitio precioso, con una vista espectacular, con un servicio muy atento y una vista del mar inigualable.

Maya Loka Villa


Este hotel fue el gran descubrimiento del viaje. No sé si alguna vez os ha pasado de ver las fotos, después llegar ahí, y daros cuenta que esas fotos las debieron hacer con la luz del solsticio de invierno mientras la alineación de Jupiter con Saturno creaba una atmósfera de prodigiosa belleza. Con Maya Loka Villa no fue necesario (fotos aquí).

El servicio del hotel fue magnífico. Nos fueron a recoger al hotel, y disponían de un servicio de taxi propio que te llevaba a los sitios y si era un breve recado te esperaba para volver a la villa. Así por lo menos te ahorrabas la mitad de los taxis. Los chicos de la recepción se portaron super bien, e incluso sabiendo que era el cumple de Kay, le trajeron un pastel y unos abanicos de regalo.

La villa se distribuía de la siguiente forma. Había una piscina privada en la entrada, con una sala de estar al aire libre, con una televisión de tropecientas pulgadas, un sofá super comodo y unos cuantos sillones. Una mesa con dos sillas que servía para las comidas, que se podían cocinar en los dos fuegos y en el hornillo eléctrico, acompañados de nevera y dispensador de agua. A continuación estaba la habitación, a la que se accedía por unas puertas corredoras. La cama tenía un dosel para proteger de los mosquitos y disponía de otra televisión, un escritorio, un par de mesas auxiliares... Es curioso como con tan poca cosa podía generar un espacio tan acogedor. De la habitación, por otra puerta, se accedía al cuarto de baño, al aire libre también (con techo pero abierto por los laterales), que tenía una bañera bien grande, una ducha con alcachofa gigante, un tocador y un retrete de tamaño descomunal.

Los desayunos te los preparaban en los propios fuegos de la habitación. El primer día optamos por el desayuno americano, con bollería, huevos al gusto (yo revueltos y kay escalfados) y fruta. Sin embargo los otros dos días optamos por el desayuno local, con arroz (Kay) o noodles (yo).

En definitiva, un sitio super romántico, con una gran atmósfera, una buena localización cerca de Seminyak y un personal muy atento y agradable.