Thursday, June 4, 2009

Camboya


¡Vaya preciosidad que es Siem Reap! El viaje empezó algo más movido de la cuenta. El miércoles por la noche, la noche antes de volar a Camboya, decidimos hacer una noche de karaoke. Por desgracia bebí más de lo recomendable, por lo que me pasé gran parte del karaoke en los brazos de morfeo. Así que, tras volver a casa y dormir 45 minutos, nos fuimos al aeropuerto. Aquí debo agradecer a Teresa que me despertase para ir al aeropuerto, ya que creo que yo oí la alarma, la apague, y seguí durmiendo. En Changi nos encontramos a unos compañeros del ICEX de la Oficina de Hong Kong que iban a hacer el mismo viaje que nosotros.

Tras una buena siesta en el avión llegamos a Camboya. Lo primero que hay que hacer al bajar del avión es pagar 20 dólares estadounidenses (USD), lo cual te pone en la onda del país: todo precioso, pero todo carísimo y en USD. Llegamos a Golden Banana, el hostal en que nos acomodábamos en Siem Reap. Era un sitio muy mono, con un personal muy atento y lo que le hizo gracia a todo el mundo: gay-friendly (con mentalidad abierta hacia gente homosexual). Nada más llegar nos ofrecieron un reconfortante té helado, y tras la ducha de rigor y el desayuno nos planteamos qué hacer el primer día. Teníamos decidido pasar los dos días siguientes en los templos, por lo que el primer día queríamos hacer algo diferente. Así que nos pillamos un tuk-tuk (moto con un remolque atras para dos personas) que nos llevó al lago Tonlé Sap. Este lago es el más grande del Sudeste Asiático, y en el pudimos ver pueblos enteros flotando en medio del lago, con sus escuelas, tiendas, pista de baloncesto. Una preciosidad, aunque nos dijeron que es más impresionante en la época húmeda. Por la tarde volvimos a Siem Reap, conocimos la ciudad, nos relajamos, cenamos algo y nos fuimos a dormir.

El viernes al mediodia llegaba Tati, nuestra compañera de piso. Así que lo que decidimos fue ir bien pronto a los templos más lejanos. Vimos los templos de Banteay Srey y Banteay Kdei (este nos sorprendió porque durante un rato estuvimos solos en él!). Luego volvimos a comer, y tras unas delicias locales, ahí estaba Tati esperando para salir a ver más templos. Por la tarde vimos 5 templos más, a cual más impresionante. Llegamos a To Som para ver la puesta de sol, y allí nos encontramos con Lorna and Rich, amigos de Tati que andan por el Sudeste Asiático de viaje. Resulta que habíamos coincidido en una fiesta hace casi dos meses en Singapur y no nos acordábamos. Vaya memoria. Para cenar nos fuimos a un foodcourt local (si, muy fuerte!!! creo que estoy enfermo de eso jaja), y como había sido un día bien duro me fui a dormir prontito.

El sábado Teresa y yo decidimos alquilar unas bicicletas para visitar los templos. ¡Cómo me gustan las bicicletas! Eso pensé hasta que tuve que volver, con 40º por las largas rectas hacia Siem Reap. Pero no nos adelantemos, que aún no hemos llegado ahí. Nuestra idea era salir del hotel a las 5 de la mañana para ver el amanecer en Angkor Wat. Y lo conseguimos :). Una preciosidad. De ahí nos fuimos en bici hacia Bayon. Fue por aquí que me empecé a encontrar mal. Creo que hacía mucho calor y no bebí suficiente agua, por lo que me empecé a flojear. Conseguí ver un par de templos más con Teresa, pero me encontraba mal y volví a Siem Reap. Ella visitó 2 templos más que yo me perdí, pero a cambio me di un buen masaje, comprobé lo "bien" que funciona internet en Camboya (pasé por 3 cibercafés) y me di una buena comilona de comida jemer. Por la noche tuvimos otra cena todos juntos y a dormir. Así que el domingo, otra vez prontito despiertos, y hacia el aeropuerto. Una pena, porque se acababa uno de los mejores viajes de mi vida :(

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