Tuesday, January 20, 2009

Visita de fin de semana a Bangkok (II)

Este pasado fin de semana pasamos unos días fabulosos en Bangkok. El viernes, como ya habíamos hecho para Fin de año, salimos 5 minutos antes del trabajo y nos fuimos hacia la Terminal de Bajo Coste del Aeropuerto de Singapur. Un poco por los pelos pillamos el avión (en el que iba tambien un grupo grande de españoles) y llegamos a Bangkok a la hora prevista. Como reza el slogan de la Oficina de Turismo Tailandesa, este país es La Tierra de las Sonrisa. Y razón tienen. Desde el primer momento te sientes atraido por la cordialidad, el afecto y el calor de los tailandeses.

Al llegar nos estaban esperando Rocio, Irene y Andrés para sacarnos por ahí a cenar algo. En un puesto callejeros de los que tienen un largo historial de bichos y bacterias pudimos degustar los primeros noodles, pad thais, arroz con mango y unas cervezas Singha. Todo ello acompañado de buena compañía. ¡Qué más se puede pedir! Y como no podíamos acabar la noche sin salir de fiesta, nos fuimos hacia RCA (un complejo de bares y discotecas) y nos pillamos unas botellas en el 808. A la velocidad de la luz las botellas se acabaron, y ya con la compañía de Guille (informático de Bangkok) y Niki (su novia) nos fuimos a Tapas, una discotequilla, que aunque tiene nombre español es bastante local. Más reencuentros, pero ahora con los compañeros de la Oficina de Kuala Lumpur. Cuando nos echaron de Tapas, y como aún teníamos algunos ganas de marcha, pues nos dijeron de ir al Spicy.

Aquí es donde empieza mi discurso sobre la prostitución (espero que nadie se escandalice). El Spicy es un sitio donde van occidentales y donde muchas de las chicas del local son locales que muy seguramente pedirán dinero si quieres volver a casa con ella. Por suerte o por desgracia, desde que estoy en Singapur, esto ha sido al más común de lo que me esperaba. La prostitución en el Sudeste Asiático es algo común. Pongamos un ejemplo. Chica joven guapa que durante el día trabaja de contable en una empresa. Pero cuando llega la noche sale de fiesta. Y sale con la misión de pasárselo bien, y si se da la opción, acostarse con un occidental. El occidental accederá a acostarse con ella, pero para ello regateará el precio que cuesta acostarse. El precio del amor. O tal vez ella sea algo más sutil, y le comenté que vive muy lejos y que le espera un taxi muy caro, el cual el occidental pagará. O tal vez ella quiera al día siguiente irse de compras, y el occidental le comprará un bolso muy caro. Esa es la historia de la prostitución en la zona. Es difícil para los occidentales salir de este mundo nocturno. Entonces depende de cada uno lo que haga por la noche con estas chicas.

Así que estaba yo en el Spicy con un par de amigos. Mucha tai guapa y mucho occidental. Nos lo pasamos bien, bailamos, bebimos, comimos y nos echamos unas risas. Tranquilos, que me volví a casa solo.

El sábado fui el día del turisteo máximo. Por la mañana fuimos a desayunar/comer a un sitio muy bien puesto occidental. Otra nota curiosa: en la propia carta te viene el precio de las copas que invitas a las chicas que trabajan en el restaurante. 50% más que la copa normal. Buen negocio el del dueño poniendo camareras guapas. De ahí nos fuimos al centro de la ciudad, y visitamos las cosas que no habíamos visto en nuestra anterior visita a Bangkok: el Palacio Real, el crucero por el Chao Phraya y el templo de Wat Pho con el Buda Reclinado (que Charlie no había visto).

El Palacio Real me pareció poca cosa. No me entendais mal, pero para el precio que pagamos, y comparado con los templos que habíamos visto hace dos semanas, me pareció un poco timo. Es grandísimo, es impresionante, pero creo que hay otros templos en Bangkok que valen mucho la pena y son gratuitos. Allí pillamos una guía local que nos contó la historia del palacio. Interesante aunque un poco aburrida. Nota: si vais a ir, acordaros de llevar pantalón largo. Si no, os pondrán un pantalón super cutre de chandal con deposito de 100 bhats. ¡Cómo si lo fuese a robar!

Continuamos el turisteo con un "crucero privado" por el Chao Phraya y los canales que rodean la ciudad. Me pareció súper auténtico y relajante. Además, se te acercan a venderte cosas en barcas, y fue nuestra oportunidad para agarrar unas Singhas bien fresquitas. El piloto del "cayuco" nos dejó al lado del templo de Wat Pho, que alberga el buda reclinado más grande del mundo, con 46 metros de longitud. Toda una experencia este templo, que con sus 80.000 m2 es uno de los más grandes de Bangkok. Me parece de lo más bonito de la ciudad. Y como un día de turisteo no puede acabar sin un buen masaje, de vuelta a casa nos dimos uno. No estuvo mal.

De los que salimos a muerte el viernes fui el único que luego se fue todo el día a patear Bangkok, y podéis imaginaros el nivel de cansancio que tenía. Así que entre el cansancio y las pocas ganas de salir a ver un Pingpong show (algo muy asqueroso que no voy a contar aquí), pues me quedé en casa dormitando. Lo cual me fue súper bien para estar fresco el domingo y seguir pateando Bangkok. Así a las 8 de la mañana estaba despierto y yendo hacia el mercado de Chatuchak. Este mercado es el más grande del mundo, con una superficie de más de 1 km2, y allí se puede encontrar todo: comida, ropa, recuerdos, mochilas, cuberterias, dinero, libros...

Tras comer en el mercado me fui a la zona más moderna y comercial de Bangkok, Siam, y pude admirar las nuevas construcciones y los centros comerciales gigantes de CentralWorld y Siam Paragon. Un poco más de compras, y volver a casa de Guille para recoger el petate y marcharnos al aeropuerto. A eso de las 23:00 llegamos sanos y salvos a Singapur, donde caimos rendidos a los brazos de Morfeo.






3 comments:

Pablo said...

Oye Xavi que fotos más guapas no?

xevi said...

jajaja, se me olvidó, que el copyright de las fotos es by Pablo Válgame Dios de todos los Kualalumpures :P

Pablo said...

No hombre no me refería a que lo dijeras, sino a que me lo dijeras. Es diferente